Going out of control

Para todos los que viajan en metro sabrán que es un suplicio intentar subir a él a las 8 de la mañana cuando a todo el mundo se le hizo tarde y lucha por llegar a las 8:30 a la oficina. Sobre todo para l@s que utilizan la línea verde y transbordan en Balderas a la línea rosa, es horrible, violento, y se requiere de mucha flexibilidad, fuerza y equilibrio para llegar a salvo.

En fin, hice todo el trayecto luchando con una señora que se creía dueña de todo el transporte público del D.F. y áreas anexas; empujaba a todas, llevaba 2 enormes bolsas de mandado que utilizaba como herramientas para abrirse aún más espacio del que ya ocupaba entre las 10 personas por metro cuadrado que transporta el metro y para colmo iba atrás de mi, tuve que reprimir mis impulsos violentos para lograr ignorarla hasta que por fin logré bajarme en la estación adecuada y respirar de nuevo, en esos momentos lo único que pensaba es que hoy iba a ser un día horrible. Debo decir que después del metro me quedan 5 cuadras por recorrer a pie, cabe aclarar que no es queja, en realidad me gusta, pero no cuando hace tanto frío.

Por fin llegué al edificio y la puerta exterior estaba abierta así que me metí mientras buscaba las llaves en mi mochila y en el justo momento que pasé la puerta volteé hacia arriba, en dirección al descanso de las escaleras y allí estaba ella, una chica muy guapa, estatura mediana, piel clara, ojos miel, no debió de haber tenido más de 19 años pq llevaba el uniforme escolar, playera blanca tipo polo y jumper café con líneas negras y falda tableada, cabello casí rubio y largo (un poco más abajo que los hombros), completamente suelto, labios rosados y una que otra peca en los pómulos y nariz. (para los que no me conocen tanto adoro las pecas, vdd amor?)

Me quedé sin aliento, el edificio es muy oscuro pero la luz que entraba a mi espalda le daba un aire angelical y esta canción (out of control) empezó a sonar en mi subconsciente, subiendo el volumen gradualmente hasta casi llegar a mi consciente, forcé mi mente a abandonar tanto la canción como el pensamiento que estaba por venir y a sacar las llaves de mi mochila.

Ella bajo las escaleras y se me quedó viendo (y era obvio, por más que trate de ser discreta no lo logré) por fin regrese de mi trance y di unos pasos hasta llegar frente a puerta de mi oficina cuando escuché a la chica gritar (lo que para mi me pareció un) "¡Mariana!", y una voz le respondió desde arriba de las escaleras "¡VOY!" en una voz suave y un tanto irritada. 

No pude evitar voltear al descanso de nuevo, la luz seguía entrando desde la puerta y entonces la vi bajar, al igual que su hermana menor también llevaba uniforme pero era un poco más alta, su piel aún más clara, en contraste con los ojos cafés y cabello castaño y ondulado que caía sobre sus hombros hacia su pecho enmarcando su cara y tenía aún más pecas que su hermana. En cuanto la vi sentí como mi mandíbula cayó y casi pude escucharla chocar contra el mármol del piso y fue entonces cuando la canción invadió hasta el último pedazo de razón que me quedaba (si alguna vez lo hubo), de un momento a otro ya no había uniformes, ni llaves, ni oficina, sólo un claroscuro y luces de colores, cabello rubio al rededor de mi puño cerrado, mis labios acercándose a uno hombro con muchas pecas, la piel suave de una cintura delgada en mi mano izquierda y 3 caderas moviéndose rítmicamente.

"¿Por qué siempre te tardas tanto?" pude escuchar detrás de mi, y regresé (un poco) a la realidad, está vez logré (por fin) entrar a la oficina, y escuché salir a las dos chicas, pero la canción sigue sonando repetitivamente en mi cabeza y supe que no iba a ser un día tan malo después de todo.

(todos los hecho aquí redactados son producto de la imaginación y fantasía

cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia... o no?)